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AUDIO PROGRAMA #005 - 10 DE NOVEMBRE


Disponible per a descàrrega al següent link:

Buscant Jeff Mangum - 10/11/2008

programa #005: 10 de novembre

Times New Viking. Punk-pop arrebossat




Avui a Buscant Jeff Mangum, escoltarem només tres novetats perquè després hi haurà molta tela per a tallar. Però quines novetats! Belle & Sebastian editen un doble disc de sessions a la BBC i no ens podem resistir a fer-ne un tast. I de les gravacions radiofòniques dels escocesos a dues maneres d’interpretar el lo-fi : la de Phil Elverum al seu darrer llançament sota el nom de Mount Eerie i la de Times New Viking, que tornen a cop d’EP.

El disc reverenciat aquesta setmana serà “Boces”, el segon LP de Mercury Rev i el darrer abans de la marxa de David Baker. També farem escarni dels Mercury Rev actuals, per descomptat.

La secció del Doctor Kalaupapa arriba carregada de sorpreses provinents de Finlàndia. Versions, hetrodoxia i embriaguesa prometen ser tres dels conceptes clau.

Recordin, aquesta nit des de les 23h a Ràdio Ciutat Vella, 100.5FM.

Kitty, Daisy & Lewis. Por amor a los años cincuenta.

Por extraño que pueda parecer, estos tres muchachos no son una banda de Tennessee de finales de los cincuenta redescubierta por un sello avispado y con ojo para las reediciones. No, Kitty, Daisy y Lewis Durham son tres hermanos británicos, hijos de un padre melómano y ahora mentor en la sombra, y de una chica que en los primeros ochenta tocó la batería en The Raincoats. Su amor de apariencia sincera por el sonido y la estética vintage les ha llevado a formar un proyecto musical deliciosamente retro que se está convirtiendo en una de las sensaciones del momento, más allá de los efímeros productos de temporada y las reuniones de viejas glorias empeñadas en perpetuar su estatus.
El gusto de los hermanos Durham por la música cien por cien analógica incluso ha hecho que, además de la edición convencional en CD de su primer disco homónimo, se haya publicado otra versión para satisfacer a los más fetichistas: una caja que contiene cinco discos de vinilo que giran a 78 rpm, como los discos de Sun Records de los años cincuenta. Una prueba más del claro repunte del vinilo como soporte discográfico.
El hecho de que la mayor de los tres sólo tenga 20 años ayuda a la promoción de la banda, eso es innegable, pero la mecha no hubiera prendido si no fuera por sus canciones. Y qué canciones. La receta de Kitty, Daisy & Lewis es una ensalada de rockabilly, blues rural, bluegrass, rhythm and blues, swing e incluso incursiones en el tiki hawaiano (ahí están los explícitos títulos de Honolulu Rock-a Roll-a y Swinging Hawaii) tan fresca y jovial como un vaso de agua mineral. Poco importa que casi todas las piezas sean versiones (ocho de diez), del mismo modo que nadie se llevó las manos a la cabeza cuando en los primeros trabajos de los Beatles y los Rolling Stones los temas ajenos eran clara mayoría. O, para citar una referencia más cercana temporal y estilísticamente, en los múltiples proyectos del gran Billy Childish, quien este mismo año ha publicado Thatcher’s Children.



La de Kitty, Daisy & Lewis es una apropiación creíble y personal de una ética y una estética que en absoluto les pertenece generacionalmente. Sin embargo, su pasión honesta cristaliza en un repertorio que llevan a su terreno con un candor y un gancho (llamémosle mojo parafraseando otro de sus temas: I Got My Mojo Working) que se antoja irresistible para todos los que alguna vez se han sentido atraídos por el pop de la primera mitad del siglo XX. Ése que hace hincapié en la diversión sin coartadas intelectuales, en el gozo de dar palmas y en no poder dejar de seguir el compás con el pie.
Sin embargo, uno de los principales activos de la propuesta es su transversalidad, su potencialidad para llegar a públicos muy diversos: a primera vista, puede parecer que éste sea un disco para rockeros de vieja escuela con tupé, casaca de cuero y colección completa de Sun Records y Chess; para corazones que se derriten con la música de raíz norteamericana más añeja; para incondicionales del blues; y para los que acuden una noche por semana a las clases de swing del centro cívico de su barrio. Sin embargo, la inmediatez y sencillez de sus canciones lo hacen también atractivo para el público mayoritario que se acerca a la música para que le mejore el día y le entretenga sin tener que exprimirse las neuronas.
Si la banda sonora del filme de los hermanos Coen O Brother!, al tiempo que alcanzó ventas millonarias, consiguió acercar al gran público el country y el blues de los años 30 –George Clooney mediante–, este trabajo también merece abrir puertas a los géneros a los que rinde emocionado homenaje.
Borja Barbesà.

(Article aparegut originalment al diari Universal el 7 de novembre de 2008)